Mis "no" compras en H&M.

Ayer cuando me desperté, aún no tenía claro si me pasaría por H&M para ver la colección de Lanvin, así que me levanté a la hora de siempre, bajé a Palma como cada día, desayuné con mi madre y después a medida que me iba acercando al centro decidí que aunque no comprase nada, 150 por un vestido me daba una pereza..., al menos tenía que ver y tocar la colección.
Así que llegué sobre las 10,30 y me pusieron la pulserita que me daba derecho a entrar en el recinto donde estaba la colección a las 12,05.
Lo primero que pensé fue: ¡yo me largo!¡que aburrimiento!.
Luego pensé: ¡que puñetas ya que estoy aquí, me quedo!, di mil vueltas por el H&M, me probé todo lo que me hizo gracia... pero no tenía el día y con todo me veía gorda!
Bueno pues a las 12,05 me dejaron pasar, la verdad es que entré sin esperanzas de encontrar ningún vestido de mi talla, pero no! así que cogí los que más gracia me hacían y me los probé, ¡menuda decepción, y no por la calidad de las telas, que a pesar de que algunas eran un poco tiesas, era necesario que fuese así, debido al diseño del propio vestido, creo que los tenía tan vistos en las modelos, que como a mi no me quedaban igual, empecé a pensar: ¡uf! que rara me veo... ¿y yo cuando me pongo un vestido tan llamativo? Si soy de las que se mueren si se encuentran a alguien con la misma ropa... y para cenar con la familia por Navidad me parecían desproporcionados... Así que salí del probador satisfecha por haber conseguido probármelos (sin madrugar) y decidir que no eran para mi.
Al salir de la tienda la verdad es que me sentí liberada, con tanto anuncio parecía que o tenías un Lanvin o no eras nadie, me sentí orgullosa de no haber caído en la tentación y me fui para casa, eso si con un dolor de pies horroroso.